Las enfermedades autoinmunes son patologías crónicas cuyo tratamiento actualmente se basa en el alivio de la sintomatología asociada a cada enfermedad. Algunas de ellas son frecuentes entre la población como es el caso del Síndrome de Sjögren. Incluso infradiagnosticada por su escasez de síntomas, esta enfermedad afecta a 5 de cada 100.000 personas, y habitualmente se asocia a otras, también de tipo autoinmune, como la artritis reumatoide (1).

El Síndrome de Sjögren se caracteriza por presentar síntomas como sequedad en los ojos, boca y, en el caso de las mujeres, de los genitales. Esto está motivado por una respuesta inmunológica errónea según la cual los linfocitos T del paciente se infiltran en las glándulas exocrinas encargadas de las secreciones externas. Estas manifestaciones resultan muy molestas para el paciente e, incluso en cuadros graves, pueden ser incapacitantes.

Los posibles tratamientos existentes para este síndrome persiguen reducir la intensidad de la sequedad de las mucosas así como la aparición de complicaciones como úlceras en la córnea o llagas en la boca. En esto casos, existen medicamentos homeopáticos que pueden ayudar a aliviar estos síntomas oculares y bucales (más frecuentes), pero también los digestivos y articulares por ejemplo.

Además, los medicamentos homeopáticos son medicamentos para los que no se han descrito interacciones con otros tratamientos. Este aspecto es muy importante para esta patología en concreto ya que está asociada a otras de tipo renal y articular.

Cabe destacar también que no se han descrito efectos secundarios asociados a su toma. Esta característica de los medicamentos homeopáticos es importante en el caso de los pacientes crónicos, como los que padecen Sjögren, ya que previsiblemente deberán recibir el tratamiento durante largos periodos de tiempo.

Incluso en algunos casos en los que el tratamiento principal requiera el uso de medicamentos como corticoides o inmunosupresores, la homeopatía puede aliviar los efectos secundarios de estos medicamentos, mejorando así la adherencia del paciente al tratamiento.

En el caso concreto de las enfermedades crónicas, además, la homeopatía tiene en cuenta varios aspectos del paciente que resultan compatibles con el abordaje sintomático. Esta terapéutica se preocupa por el estado global del paciente, sus problemas de salud, antecedentes y constitución, lo que permite al médico homeópata poder diseñar un tratamiento casi “a medida”.

En el caso del Síndrome de Sjögren, el abordaje multidisciplinar de la enfermedad contribuirá a la mejora de la calidad de vida del paciente, facilitando así su recuperación.