No todos los azúcares son iguales. Los nutricionistas ahora hacen una distinción. Actualmente, la fructosa está en el centro de atención. No es de extrañar, ya que el consumo de fructosa a través de refrescos, como en las bebidas energéticas, ha aumentado especialmente entre los jóvenes.

La esteatosis hepática afecta a las hormonas sexuales

La fructosa estimula la lipogénesis de novo y la acumulación de lípidos intrahepáticos más que la glucosa, es decir, la esteatosis hepática. Esto a su vez también afecta la producción de globulina que se une a las hormonas sexuales (SHBG) - un determinante principal del nivel de testosterona libre en suero.

Efectos clínicos del consumo de fructosa

Un grupo de investigación holandés de la Universidad de Maastricht quería saber si esto también tiene efectos clínicos. En su estudio de cohorte basado en la población, analizaron los datos de la UK Biobank de hombres y mujeres de entre 40 y 70 años sobre el consumo de fructosa y el hiperandrogenismo. Examinaron la relación entre la ingesta de fructosa y SHBG, los niveles totales y libres de testosterona y el riesgo de hiperandrogenismo (índice de andrógenos libres> 4,5).

En el estudio se distinguieron entre diferentes fuentes de fructosa: fructosa total, fructosa de frutas, jugos de frutas y bebidas azucaradas (SSBs) como refrescos, donde los 136,384 participantes proporcionaron información sobre las cantidades respectivas.

Influencia de la mutación en el metabolismo de la fructosa

En una segunda parte del estudio, se examinó cómo estaban SHGB y compañía si había una alteración genética en el metabolismo de la fructosa: rs2304681 es una variante de cambio de sentido en el gen que codifica para la ceto-hexocinasa y se utiliza como instrumento para un metabolismo de la fructosa alterado.

La fructosa no es igual a la fructosa

Al analizar las diferentes fuentes de fructosa, se encontró que tanto los hombres como las mujeres tenían niveles más altos de SHBG en suero y niveles más bajos de testosterona libre con los parámetros de fructosa total y fructosa de frutas. Además, las mujeres tenían un menor riesgo de hiperandrogenismo con estas fuentes de fructosa.

Si los sujetos consumían al menos 10 g de fructosa al día de SSBs - lo que equivale a 200 ml (aproximadamente dos tercios de una lata de refresco) - se observaron niveles reducidos de SHBG. Las mujeres de este grupo mostraron niveles elevados de testosterona libre y también aumentó el riesgo de hiperandrogenismo (razón de probabilidades ajustada [OR] 1,018).

Resultados del grupo con mutación

En los portadores del alelo A rs2304681 - es decir, con un metabolismo de fructosa genéticamente alterado - no se pudo observar ningún efecto adverso en términos de hiperandrogenismo. En ambos sexos, el nivel de SHBG en circulación incluso aumentó ligeramente. En las mujeres, la testosterona libre en suero fue baja. Por lo tanto, este grupo tiene un menor riesgo de hiperandrogenismo bioquímico (OR: 0,997; intervalo de confianza del 95% [IC]: 0,955 a 0,999). El riesgo de desarrollar acné vulgar también fue reducido en ambos sexos (OR: 0,975; IC del 95%: 0,952 a 0,999; hombres y mujeres combinados).

En resumen: Solo el consumo de más de 10 g de fructosa al día de SSB - equivalente a aproximadamente 200 ml - está asociado con un aumento del 2% en el riesgo de hiperandrogenismo en mujeres.

Relevancia para la prevalencia del acné

Esto puede parecer poco, pero es bastante relevante, ya que en ciertos grupos socioeconómicos, como en los adolescentes, se consumen grandes cantidades de estas bebidas (por ejemplo, bebidas energéticas), escriben los autores en su conclusión. La alta prevalencia de consecuencias del hiperandrogenismo como el síndrome de ovario poliquístico o el acné vulgar podría estar relacionada con esto.

Fuente:

Huadong et al. (2024):  La ingesta de fructosa de bebidas azucaradas se asocia con un mayor riesgo de hiperandrogenismo en mujeres: estudio de cohorte de Biobank del Reino Unido. European Journal of Endocrinology, DOI: https://doi.org/10.1093/ejendo/lvae006