Antecedentes

La fibromialgia es una enfermedad crónica compleja que se acompaña de fuertes dolores. Típicamente, los síntomas se intensifican debido a las reacciones cognitivas y emocionales negativas, como sentimientos de impotencia, rumiación e intrusión de pensamientos. Los afectados a menudo encuentran pocas opciones de tratamiento y poca explicación para su estado.

Los científicos de Mass General Brigham, la mayor empresa de investigación hospitalaria de los Estados Unidos, recientemente estudiaron los efectos de la terapia cognitivo-conductual (TCC) en mujeres con fibromialgia.

La investigación se centró en la interacción entre los procesos psicológicos y los patrones de conectividad en el cerebro como respuesta al dolor. El Dr. Robert Edwards, psicólogo clínico del Departamento de Anestesiología, Perioperatoria y Medicina del Dolor del Brigham and Women's Hospital y coautor del estudio, explica: "Queríamos investigar cómo la TCC -una terapia verbal dirigida a reducir los pensamientos maladaptativos- puede mejorar la vida cotidiana de los afectados y cambiar la forma en que el cerebro procesa la información relacionada con el dolor". Los resultados del estudio se publicaron en el Journal 'Arthritis & Rheumatology' [1].

Estudio de fibromialgia: mujeres en el foco

El estudio se centró exclusivamente en pacientes con fibromialgia. Esto se decidió no solo debido a la alta prevalencia de fibromialgia en mujeres, sino también con el objetivo de excluir diferencias de género potencialmente perturbadoras en la actividad cerebral. De los 114 participantes reclutados, 98 mujeres de entre 18 y 75 años se sometieron a una exploración por imágenes.

A continuación, se dividieron aleatoriamente en dos grupos: 64 pacientes recibieron TCC, mientras que 34 mujeres recibieron información sobre fibromialgia y dolor crónico. Todos los participantes tenían un diagnóstico de fibromialgia confirmado desde hacía al menos seis meses. Para evaluar los datos iniciales, todos los participantes completaron cuestionarios validados sobre dolor y calidad de vida.

En total, ambos grupos realizaron ocho sesiones de intervención de 60 a 75 minutos con un experto en salud mental. La evaluación de la salud se realizó según los siguientes criterios:

• la gravedad del trastorno del dolor, es decir, qué tan fuertes eran los dolores que afectaban las actividades diarias
• la intensidad de la catastrofización del dolor
• la intensidad del dolor
• los efectos generales de la fibromialgia en la calidad de vida

Neuroimagen confirma la eficacia: TCC para el manejo del dolor en la fibromialgia

En comparación con el grupo de control, las mujeres del brazo de TCC mostraron una catastrofización del dolor significativamente reducida (p<0,05) y menos discapacidades en su vida diaria. La disminución de la catastrofización del dolor desempeñó un papel decisivo en los mejoramientos funcionales observados.

Al comienzo del estudio, la conexión funcional entre el córtex cingulado ventral posterior (vPCC), un nodo central en la llamada red de modo predeterminado (DMN, por sus siglas en inglés), y las áreas de la red somatomotora y de la red de saliencia (SN) durante los pensamientos relacionados con el dolor o la autopercepción mostraron una actividad particularmente alta.

Al finalizar la terapia cognitivo-conductual, esta conexión fue menos pronunciada. Esto sugiere que las pacientes estaban mejor equipadas para separarse de sus dolores después de la TCC, explica el Dr. Jeungchan Lee del Massachusetts General Hospital y coautor principal del estudio.

Terapia cognitivo-conductual, un enfoque prometedor para aliviar los síntomas de la fibromialgia

En este estudio, la terapia cognitivo-conductual pudo reducir las respuestas cognitivas y emocionales que pueden intensificar el dolor en las pacientes con fibromialgia. La imagen mostró una menor actividad entre las regiones del cerebro relacionadas con la autopercepción, el dolor y el procesamiento emocional.

Las mujeres estaban mejor equipadas para separarse de sus dolores después de la TCC. Esto abre la prometedora posibilidad de mejorar la calidad de vida de las pacientes con fibromialgia, concluyen los investigadores.